Hoy he comenzado a preparar el casting para la serie de cortos animados "Los Orgia" -así, sin acento en la "i"- que se desarrollan en una corte muy similar a la de la célebre familia Borgia. Una parodia de la actualidad que transmiten los medios de comunicación y que tanto atrae a las masas; una visión crítica en clave de humor que saca las cosas de contexto y las expone a la cruda luz de una reflexión cuyo cinismo sólo contribuye a poner el acento en temas que de otra manera pasan desapercibidos. Un retrato de una corte poblada por los personajes más diversos y dispares envueltos en una espiral de corrupción, nepotismo, intrigas y traiciones vestidas con el oropel de la fama, el éxito y la fortuna. Una visión sesgada, crítica, antagónica y maliciosa al mensaje que transmiten los medios del corazón y la farándula.
Luego de romper con un importante representante de la Corte de Los Orgia, lo cual la convirtió en una famosa. Gema comienza a trabajar colaborando en algunos corrillos de "chismosos e maledicentes que destruyen la honra - o lo que resta de ella- de cuantos cristianos tienen la mala fortuna de caer en sus viperinas lenguas". Algo así como los precursores de los programas del corazón. Su facilidad y buena disposición para bailar al son del laúd y vihuela, y mostrar con gracia las bragas le valieron que su caché subiera en relación directa con la falda hasta el tope máximo que marca la zona de la cadera donde se ubica el ombligo y se comienza el torso.
Ana es una cortesana que ya ha superado, con diferencia, la edad estimada de vida de una mujer del renacimiento, pero se niega a reconocerlo y muestra un comportamiento pre-adolescente, tanto en su manera de actuar como de vestir. Se hace acompañar por jóvenes caballeros en la esperanza de que la juventud sea una enfermedad de transmisión sexual... a lo cual se expone con gusto y escasa discreción. Afirma ser guionista y es por esa razón que la contrataron en la corte para escribir los sermones del Papa Orgia; su fantasía le permite faltar a la verdad con tal descaro que hasta el propio Nicolas Maquiavelo se muestra sorprendido por la manera en que la madura escritora supera sus más cínicos parámetros.
