
Ana es una cortesana que ya ha superado, con diferencia, la edad estimada de vida de una mujer del renacimiento, pero se niega a reconocerlo y muestra un comportamiento pre-adolescente, tanto en su manera de actuar como de vestir. Se hace acompañar por jóvenes caballeros en la esperanza de que la juventud sea una enfermedad de transmisión sexual... a lo cual se expone con gusto y escasa discreción. Afirma ser guionista y es por esa razón que la contrataron en la corte para escribir los sermones del Papa Orgia; su fantasía le permite faltar a la verdad con tal descaro que hasta el propio Nicolas Maquiavelo se muestra sorprendido por la manera en que la madura escritora supera sus más cínicos parámetros.
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